sábado, 13 de diciembre de 2008

De cuando alguien se te va...


Hola: Nadie sabe a ciencia cierta por qué hay un principio y un final. Por qué hay un buenos días y un buenas noches. Por qué un te quiero y un te odio... Pero nadie se ha puesto a pensar cómo reaccionaría uno cuando nos llega cualquiera de las dos cosas. "Un hola o un adiós". Pues yo no supe qué hacer. No sabía en realidad cómo tomarme la partida de alguien, de un hermano, un amigo o un amante, por ejemplo. Qué harías tú. Cómo decirle adiós a alguien con quien has compartido muchas cosas. Por ejemplo, tus secretos o tus miedos. Qué harías tú, si tu hermano te dice adiós con una mano y tú no te sientes capaz de decirle que le quieres, que se cuide simplemente, que pensarás en él. En mi mundo de partidas yo lo he vivido en carne propia. Echarles la mano al viento desde lo alto de un autobús a toda mi gente, sabiendo hondamente que desearían decirme tantas cosas que no se atreven. Y les entiendes. Cuántas veces me ha pasado lo mismo.
Hace poco me volvió a pasar lo mismo y me sentí avergonzado. No tuve el valor suficiente de decirle seriamente Adiós (aunque volverás porque te he soñado) y "tú" sabes que es así.
No pude llorar aunque lo necesitaba, y no pude porque me creía tontamente el más fuerte de todos. Y yo no soy ni más ni menos fuerte que nadie. Los hombres no lo somos. eso lo sé. Qué hacer. Por lo pronto, voy a evitar seriamente "los encuentros y las despedidas"

Adiós.

3 comentarios:

Ricardo Guadalupe dijo...

En los encuentros y las despedidas se concentran muchas emociones y de ellos se espera que la comunicación sea especialmente intensa.
Para quien no guste de estas intensidades una solución es adelantar (en el caso de las despedidas) o retrasar (en el caso de los encuentros) parte de las cosas que quiere decir al otro en esos momentos, emotivos momentos en los que se generan expectativas (en segundo caso) o se hace un repaso a lo vivido (en el primero).
Saludos

Anónimo dijo...

Todo se complementa, una despedida doloroza solo significa que eres muy especial para alguin que no te quiere ver partir.
A veces son necesarias por que te hacen sentir muy querido aunque por dentro te estes derrumbando pór la tristeza inebitable del adios.

Me dio gusto saludarte.

Julio L. Rodríguez dijo...

Pues sinceramente, mi querido Ricardo, amigo no olvidado y eso lo sabes, esta despedida que tuve hace poco, quizá ataviada de recuerdos muy afectivos, se me complicó tanto que de verdad, no supe qué reacción tomar cuando ese momento llegase. Y cuando llegó, tu mundo se te cae. Cómo hacemos tan importante a experiencias que para cualquiera pasarían casi, inadvertido.
Y en realidad, Red Devil, me sentí importante y sobre todo, querido. Nunca, al final, podremos evitar esos encuentros y esas despedidas.