domingo, 31 de agosto de 2008

El trauma post-vacacional

¿Existe eso de que después de vacaciones, las ganas de volver al trabajo se te hace más pesado?. Hasta hace poco, estuve de vacaciones, luego de terminarlas, me reincorporé al trabajo, y esa primera semana me lesiono en un dedo al caerme, sí señores y señoras, me dieron la baja. "No vas a trabajar, tienes un esguince" me dice el médico. Pasado esa semana, el dedo, gordo como un dedo extraño para mi mano, no bajaba. Luego de pasar por el médico la semana siguiente, el esguince había mutado para, más tarde convertirse en un problema de "articulación" ¡coño! sí que dolía la mierdecilla ésta cuando empecé la rehabilitación. Ay de mí.


Otra semana más de baja. ¡Qué bien! pensé, o pensaría todo lo contrario, sí, no sabía si alegrarme o no, lo cierto es que estaba cogiendo un aburrimiento en casa que era desesperante, aunque no lo crean. Léia, veía cine, estaba en el ordenador, jugaba en la consola, etc, sí, etc. Quería trabajar. Hasta que un jueves por la tarde-noche, me dieron el "alta", "a trabajar Julio" me dijo la doctora. Mierda, pensé, a madrugar, carajo.
El primer día de mi reincorporación en los dos sitios, y en medio de mi labor, me dije, "a esta hora estaría tumbadito en mi mueble viendo alguna película japo, anime o los Expedientes X". Y sentí la necesidad de largarme de allí.

sábado, 16 de agosto de 2008

El Niño, su Poliperro y su Aerolibro




EL NIÑO SU POLIPERRO Y SU AEROLIBRO


De súbito escuché a mi poliperro llorar a gritos. Se estaba muriendo el pobre. Era cierto entonces, mi padre lo llevaba aquella noche a “morirlo a punta de patadas” como decía cada vez que mi poliperro fungía de felino y se comía un anticonejo del corral de mi madre.
Esa noche, escuchando a mi poliperro gritar de angustia y desesperación, una tierna y sabia voz que salía del estante de mis libros, me dio una idea fabulosa; era mi aerolibro favorito que me invitaba a volar. Con él salí volando por la ventana en busca de mi lindo poliperro. El viento acariciaba mis cabellos y con él, se me iban algunas lágrimas también. Sentía en el fondo de mi hipocorazón a mi poliperro morir, se estaba yendo.
Cuando llegamos al lugar, el cuerpecito aún caliente de mi dulce poliperro, estaba tirado junto a un matorral.
Es entonces, que mi aerolibro se abrió, yo monté en él y volamos y volamos tan lejos hasta desaparecer.
Y desde ese momento, vivo feliz en una archinube leyendo las historias de mi aerolibro.

martes, 12 de agosto de 2008

Novelas de investigación


Javier Sierra

(Teruel, 11 de agosto de 1971), escritor e investigador. Colabora en la revista Más allá de la Ciencia y participa en varios programas de TV y radio. Durante los últimos años ha concentrado parte de sus esfuerzos en viajar e investigar supuestos enigmas del pasado que, según él, aún no están suficientemente aclarados. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es consejero editorial de la revista Más allá de la Ciencia y participa en diversos espacios radiofónicos y televisivos (presenta la sección "El hombre de los libros" en Milenio3). Durante los últimos años, ha concentrado buena parte de sus esfuerzos en viajar e investigar los enigmas del pasado y misterios históricos supuestamente nunca aclarados por los estudiosos más ortodoxos.

Desde hace años, Sierra trabaja acompañado de expertos nacionales e internacionales como Graham Hancock y Robert Bauval con el propósito de estudiar la existencia de una supuesta edad de oro de la Humanidad, fechada en nuestro pasado más remoto, que debió extinguirse unos 10.500 años antes de nuestra era y que fue el origen de todas las civilizaciones que conocemos.

Desde muy temprano se sintió fascinado por el mundo de la comunicación. A los doce años conducía su propio programa radiofónico en Radio Heraldo, a los dieciséis colaboraba regularmente en prensa escrita, con dieciocho fue uno de los fundadores de la revista Año Cero, y con veintisiete accedió a la dirección de la veterana publicación mensual Más allá de la Ciencia.

Fuente: Javier Sierrra

De su obra, tan sólo llevo leído dos novelas intrigantes, dos novelas a las que llaman ya, "de investigación", dos novelas exquisitas, La Cena Secreta, y la que acabo de leer, La Dama Azul. No es en ninguno de los casos, remedo alguno a Dawn Brown u otro escritor, dícese de "culto", él, Javier Sierra, es un nuevo descubrimiento en mi corta vida como lector. Dicho está, os lo recomiendo.




Hermética y sugerente, La cena secreta es la novela que ofrece una perspectiva revolucionaria tanto de Leonardo da Vinci como de su obra maestra, La Última Cena. Después de leer este libro, ya nunca volverá a ver el Renacimiento del mismo modo.

Milán, 1497. Leonardo está dando los últimos toques a su gran mural. Pero el Papa Aejandro VI se da cuenta de que sus trazos ocultan un mensaje blasfemo que está decidido a descifrar para condenar a su autor.

No hay Santo Grial ni Eucaristía en esta Última Cena; tampoco hay ni rastro de cordero en los platos, y los apóstoles ocultan retratos de importantes herejes del siglo XV. ¿Y por qué Leonardo se ha autorretratado entre ellos? Al fin, lector, este secreto está en sus manos…



Acción, fenómenos sobrenaturales y antiguas creencias religiosas se dan cita en La dama azul. Una novela que explora por primera vez los trances y bilocaciones (el don de estar en dos lugares a la vez) de María Jesús de Ágreda, una religiosa del siglo XVII a la que la Inquisición española investigó por sus más de 500 viajes a tierras situadas a 10.000 kilómetros de distancia, sin abandonar jamás físicamente su convento.

En nuestros días, este enigma despierta el interés de un periodista, de una antigua espía psíquica del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y de un grupo de sacerdotes italianos. Tanto el Vaticano como los militares investigan cómo inducir “viajes en el tiempo” usando frecuencias musicales precisas, y creen que estudiando el caso de la dama azul conseguirán resultados. La muerte de uno de esos sacerdotes y el robo de un manuscrito que describe los secretos de la religiosa, dispara una carrera contra el tiempo para dominar un viejo don místico.

lunes, 11 de agosto de 2008

Cine Asiático


Chan-Wook Park

Es un director de cine coreano, nacido el 23 de agosto de 1963. Graduado del departamento de Filosofía de la Universidad de Sogang, inició su carrera cinematográfica como ayudante del director Jae-young Gwak en la película A Sketch of a Rainy Day (1988). En 1992 escribió y dirigió su primera película Moon is the Sun's Dream, seguida de Saminjo (Trío) en 1997 y Simpan (Judgment) en 1999. Ninguna de estas películas tuvieron mucho éxito comercial o de crítica, hasta que estrenó Gongdong gyeongbi guyeok JSA (Joint Security Area) en 2000. JSA es una de la películas más taquilleras de la historia de Corea del Sur y su éxito catapultó a Park rápidamente al estrellato. Luego inició la "trilogía de la venganza", con Boksuneun naui geot (Sympathy for Mr. Vengueance) en 2002, seguido con la maravillosa Oldboy de 2003, ganadora del gran premio del jurado del Festival de Cannes de 2004. La trilogía termina con Chinjeolhan geumjassi (Sympathy for Lady Vengueance) de 2005.

Soy un Cyborg, se ha convertido en un referente del cine coreano en todo el mundo. Es toda una caja de sorpresas, una historia de amor entre dos jóvenes pacientes de un psiquiátrico: la chica piensa que es un robot y el chico es cleptómano. Muy poco apostaban por su distribución, no porque sea mala, que en absoluto lo es, sino porque es el tipo de películas que sólo se presenta en festivales.

Yeong-gun oye voces en su cabeza y se engancha a toda toma de corriente que ve. Sólo habla con objetos mecánicos, como máquinas expendedoras y se niega a comer porque los robots no comen. Ella, supuestamente se recarga lamiendo baterías eléctricas. Il-sol es un delincuente y tiene que estar en el centro cuatro años por robar, cosa que no puede evitar. Los dos desarrollan un sentimiento de amor y de protección mutuo. La cinta se construye a partir de un gran número de incidentes y presenta a un gran número de reclusos, así como flashbacks de las vidas anteriores de los protagonistas. Puede parecer una película un poco friki, pero va mucho más allá. Su fotografía está muy estudiada, y ha sido rodada por completo en un estudio, y la música desempeña un papel muy importante. El resultado es muy estimulante y es la primera vez que en el cine coreano se utiliza una cámara Viper Film Stream. La cinta ha estado nominada al Oso de oro en la pasada Berlinale. Bella, emotiva y divertida. Una agradable sorpresa.






Vídeo

sábado, 9 de agosto de 2008

Ron Mueck

Gracias a un gran amigo, seguí la pista que me dejó para encontrar a este grande del arte. A ti Amigo.

Ron Mueck (1958) es un escultor hiperrealista australiano que vive en Inglaterra.

Su origen profesional fue en el mundo de los efectos especiales para el cine. Sin embargo ya había dado un paso hacia el mundo del arte aprovechando su talento para desarrollar creaciones plásticas con un realismo sorprendente.



Mueck se mudó a Londres para establecer su propia compañía, creando utilería y “animatronics” para la industria de la publicidad. A pesar de ser altamente detallados sus trabajos, eran diseñados para ser fotografiados desde un ángulo muy específico, ocultando así el desorden de la obra vista desde otro ángulo. Mueck con más y más frecuencia deseaba producir esculturas que se vieran perfectas desde cualquier ángulo.



En 1996 Mueck cambió hacia el “arte refinado” colaborando con su suegra Paula Rego, para producir pequeñas figuras como parte de una escena que ella estaba mostrando en la Galería Hayward. Rego lo presentó con Charles Saatchi quien inmediatamente quedó sorprendido con su trabajo y comenzó a coleccionar y solicitar trabajos. Esto lo dirigió hacia la creación que le formó un nombre a Mueck, “Dead Dad” (papá muerto) que es una escalofriante e hiperrealista obra de silicona y otros materiales, del cuerpo muerto de su padre, reducido aproximadamente a dos tercios del tamaño natural. Es la única obra de Mueck que usa su propio pelo para el producto final.



Las esculturas de Mueck reproducen fielmente los detalles del cuerpo humano, pero juega con la escala para crear imágenes que nos sacuden. Su obra de cinco metros “Boy”, fue mostrada en 1999 en el “Millenium Dome” y más tarde se exhibió en la “Biennale de Venecia”.



Éste escultor formó parte de la exposición “Sensation” que causó polémica y otras reacciones extremas entre los críticos y el público. La pieza que expuso en esa ocasión era “Dead Dad”. Esa exposición incluyó también a otros “nuevos” artistas británicos como Damien Hirst y los hermanos Jake y Dinos Chapman, que llevan su quehacer a extremos definitivamente estremecedores.




Texto fuente

Un abecedario difícil de enseñar

Cómo se puede llegar a ser profesor después de siete años de sacrificios y no ejercerlo nunca, más que en ver crecer a los niños de tu barrio con un libro bajo el brazo y no sentirte culpable por ello. En Perú, como en muchos países, ser profesor es un mérito venido a menos. Ésta profesión dignísima se ha convertido hoy por hoy, en el "salvaculos de los que no saben qué hacer". Creen que ser maestros es lo último que le queda a uno por ser, al no lograr su sueño de algún día convertirse en médicos, abogados o lo que sea digno para el ojo humano, vamos, para el qué dirán tus vecinos. Yo mismo me di con ese problema en las narices, tuve amigos que nunca lograron llegar a la nota suficiente para la que se requería, ¡medicina! me dijo el muy amigo mío. ¿Es que salimos del colegio sin la preparación suficiente para afrontar nuestra realidad o nuestro límite? Eso es, saber qué límites tenemos es lo que se requiere aprender y aprehender. Con ese conocimiento en las manos, podemos afrontar nuestra realidad.
¿Qué pasaría si el profesor que educa a tus hijos es uno más del montón que llegó a estudiar Educación porque no se le daba nada otras cosas, y aprobó el mismo por el "padrino" que tenía dentro y que ahora está sentado en el pupitre de madera, frente a treinta niños que le miran con asombro y miedo? No pasaría casi nada, más que convertir a nuestros hijos en autómatas impensantes (si es que existe esa palabra) que no esperan nada de la vida, tan sólo nacer, crecer, reproducirse y morir. ¿Y los sueños que tenemos que despertar a esos niños dónde quedan? No todos pueden soñar libremente, el estímulo es imprescindible, pero, la labor de "ése profesor" no es ese; su labor es esperar el fin de mes para poder cobrar y punto.
¿Entonces, me vuelvo a preguntar, qué pasaría si de mil docentes de una ciudad, el 75% de ellos son como nuestro ejemplo? Ni qué pensarlo de todo un país.
Uno que ama su profesión, que seguramente su nivel es superior y que no tiene padrino cómo llegar, pues se las ve cómo puede: rinde exámenes, va aquí, se va allá, viaja lejos, habla con quien sea, estudia mucho, prepara las clases, presenta papeles, hace todo para que la final no le sirva de nada, más que para darse disgustos y sentirse tan impotente.
¿En dónde quedamos los que queremos a nuestra profesión? ¿De qué nos ha servido todo esto? ¿A dónde hemos llegado? Pues, algunos como yo, a España a trabajar. Punto.