sábado, 16 de agosto de 2008

El Niño, su Poliperro y su Aerolibro




EL NIÑO SU POLIPERRO Y SU AEROLIBRO


De súbito escuché a mi poliperro llorar a gritos. Se estaba muriendo el pobre. Era cierto entonces, mi padre lo llevaba aquella noche a “morirlo a punta de patadas” como decía cada vez que mi poliperro fungía de felino y se comía un anticonejo del corral de mi madre.
Esa noche, escuchando a mi poliperro gritar de angustia y desesperación, una tierna y sabia voz que salía del estante de mis libros, me dio una idea fabulosa; era mi aerolibro favorito que me invitaba a volar. Con él salí volando por la ventana en busca de mi lindo poliperro. El viento acariciaba mis cabellos y con él, se me iban algunas lágrimas también. Sentía en el fondo de mi hipocorazón a mi poliperro morir, se estaba yendo.
Cuando llegamos al lugar, el cuerpecito aún caliente de mi dulce poliperro, estaba tirado junto a un matorral.
Es entonces, que mi aerolibro se abrió, yo monté en él y volamos y volamos tan lejos hasta desaparecer.
Y desde ese momento, vivo feliz en una archinube leyendo las historias de mi aerolibro.

No hay comentarios: