miércoles, 30 de julio de 2008

Las obras Infames de Pancho Marambio

Alfredo Bryce Echenique

Acabo de ver una entrevista en CNN+, en su espacio Cara a Cara al autor de "Un Mundo para Julios", en el que nos presentaba su nueva novela, "Las obras infames de Pacho Marambio".
Después de haber sido jurado del Planeta 2007, y haberse leído algunas novelas de las más de 460 obras enviadas para dicho concurso, Alfredo, nos ha desvelado una que, según él, se merecía estar entre las finalistas "como muchas" dijo. "La amante del General", quizá la tengamos publicada dentro de muy poco.
"Empecé", dice el autor, "con el título, me atrapó, entonces comencé a hilar la trama. La empatía que tienes con tus personajes es importantísima. Tiene que enamorarte hasta el más malo de novela".
"Había escuchado algunas historias de algunas personas que conozco, que le habían pasado algo parecido, no lo que le pasa al final del libro al abogado peruano, no, sino, ese sacarle de las casillas. Claro y todo por los Panchos Marambios que existen en la vida".
"Normalmente soy muy disciplinado, tengo las horas prescritas durante el día para escribir, leer, etc. La hora de la siesta es la que utilizo para escribir mis artúculos o mis novelas, y siempre me pilla la cena con ella".
Esperé un buen rato para que el periodista le hiciera la pregunta de ¿cómo iba el rodaje de su novela Un mundo para Julios?, pero nada, sólo al principio le preguntó, que cómo había tomado esos infames artículos que le señalaban como un plagiador. A lo que el autor respondió: "Me señalan con un plagiador y sé de quién viene toda esa marabundia, pero me acusan como plagiador de "artículos" cosa que me da igual, mi vida es contar cosas, cuentos o novelas, nada más".






A continuación, la trama de la novela gracias al blog de Javier Ágreda "Libros"


Cinco años después de obtener el Premio Planeta de Novela con El huerto de mi amada (2002), Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939) vuelve a este género literario con Las obras infames de Pancho Marambio, la historia de Salvador Bienvenido Buenaventura, un exitoso abogado limeño que, tras una jubilación prematura, decide radicar en Barcelona. En esa ciudad, en la que viven sus mejores amigos, Buenaventura cae en una crisis de alcoholismo que lo convierte en un vagabundo solitario y después lo lleva a un hospital psiquiátrico donde tiene que soportar todo tipo de maltratos.

Esta trágica historia (una mezcla de Leaving Las Vegas y Atrapado sin salida) es desarrollada por Bryce en clave cómica, con todo el humor, las exageraciones y esa constante búsqueda de lo gracioso incluso dentro de las situaciones más desesperadas (una peculiar versión del "grace under pressure" de Hemingway), que caracterizan a su narrativa. Y también apelando a sus más efectivos recursos retóricos: oralidad, sintaxis barroca y llena de digresiones, juegos de palabras y hasta las breves fórmulas que suele usar para referirse a los personajes secundarios: el tintado, Sor Sic, el amenazante, la tal Palmira, entre otros.

Las continuidades y reiteraciones abarcan al propio Buenaventura, quien remite inevitablemente al Pedro Balbuena de Tantas veces Pedro (1977) y a la ya larga lista de protagonistas bryceanos que son casi alter-egos del autor: Martín Romaña, Max Gutiérrez, Juan Manuel Carpio, etc. Como ellos, Buenaventura es un hombre culto, tradicional y tiene un amor platónico e imposible. Las pocas diferencias entre esta novela y las anteriores son más bien negativas. Hay ahora, por ejemplo, una manifiesta polaridad en los personajes secundarios: por un lado los buenos, bellos, ricos y sinceros; y por otro los malos, feos, pobres y falsos. Entre estos últimos está Pancho Marambio, a quien Buenaventura culpa de todas sus desgracias.

La desaparición de Marambio –y de todos los amigos barceloneses del protagonista– antes de la mitad del libro y el escaso desarrollo de la relación entre Buenaventura y Mariana son algunos de los muchos cabos sueltos que deja este relato, cuya estructura y unidad no parecen estar bien trabajadas. Las obras infames de Pancho Marambio no forma parte de las mejores novelas de Bryce, pero sí confirma su gran talento narrativo y su capacidad para convertir hasta lo grotesco y trágico en un relato sumamente ameno.

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