sábado, 19 de julio de 2008

Mi casa está cambiando

Desde hace más de cinco años, la vida madrileña ha cambiado mucho. Me explico. Cuando bajé del avión y pisé suelo español, no es que quise ponerme de rodillas, inclinarme y en un acto casi papal, besar el suelo que será desde ese día en adelante, mi cuna en todo. No. Pero lo pensé. Bueno, a lo que iba. Ese día, aparte de ver un sol brillar tan raramente, y eso se lo dije a mi hermana, "es raro este sol, ilumina al revés", me miró y en un leve tocar de hombro sonrió, "a que parece" me dijo. Lo cierto es que era marzo, principios de marzo y para mí, hacía un frío de los mil demonios. Bueno, llegué a las 14:30 de una tarde soleada pero no caliente.
Ya por la noche, después de desnudar por completo mis maletas, salimos a pasear, a conocer Madrid. ¡Dios santo!, el frío que hacía. Ni bien pasó una hora, yo ya me quería regresar al calentito piso de Pilar de Zaragoza, la calle donde albergaba un pisito extraordinario.
Ese clima del que les hablo, ha cambiado. El frío de invierno, a cinco años de mi estadía, ha cambiado, ya no es el mismo. Ese "no sentir mi nariz", "no siento mis orejas", "se me adormece las piernas", ya casi no lo digo más, porque no lo siento. Ahora, lo mismo pasa ahora con el verano. Ese "bochorno infernal que me calientan las pelotas", "aire calentísimo que no me deja respirar", "sudores de medianoche entre cuello y espalda", "mosquito de los cojones que no me deja descansar", pues casi no lo digo más. Ahora por la madrugada lo que estoy empezando a decir es "vaya frío de mierda" aunque suene increíble. Esperen, ha empezado a llover...
Aparte del clima, un cambio significativo que hubo y lo sentimos mucha gente fue la desaparición de nuestro amadísimo "Madrid Rock", esa enorme tienda ubicada en la Gran Vía, en pleno corazón de Madrid dedicado a los vídeos y música: con respecto a los vídeos, pues esa sección de cine independiente de autores que descubrí aquí, uy los más grandes. Y en cuanto a la música, de todo, y cuando digo de todo, es de "todo". Sí, hasta encontré un disco de "Chacalón" (esto va para los peruanos que lo conocen.) Pero la cerraron para dar paso a otra tienda dedicada... bueno a lo que sea y no a la cultura. "Mierda".
Pues la Gran Vía Madrileña está cambiando, ya han cerrado algunos cines de época, la moda y otras cosas nos pueden. Cines, Teatros, tiendas que tienen años y hasta siglos, pequeñas librerías... todo está siendo engullido por lo que sea. Qué hacer si Madrid se rinde a estos cambios.
¡Ah! otras cosas que están cambiando en Madrid...



3 comentarios:

Red devil dijo...

Creo que cultura, tradicion y renovacion pueden existir simultaneamente y en perfecto equilibrio.
No todos lo ven asi y creen que la modernizacion es lo mejor ahh! el imperialismo se impone en casi todo lo cual me parece triste.
Saludos desde Mexico que bueno que regresaste al blog.
Como siempre digo checa mi blog si quieres.

Anónimo dijo...

Creo que ya sólo quedan tres cines en la gran vía, cuando antes los había a patadas. Yo solía recorrerlos los domingos para elegir la película mientras me comía un gofre. Algo muy diferente a lo que significa desplazarse al extraradio para ir a uno de esos macrocines con más de una veintena de salas. Para mí el encanto no es comparable.

No sé, de repente todo tiene que ser super rentable y dar unos grandes beneficios todos los años. Falta vocación y fé en lo que se hace. La prioridad es el dinero, por encima de cualquier otra consideración, y no debería ser así. También deberíamos creer en conservar y defender un estilo de vida, más cercano, más auténtico y menos artificial.

Por ejemplo, mi madre me cuenta que cuando era niña el cine costaba 1 peseta, de manera que podían permitirse ir al cine todos los días. Era un lugar de reunión con sus amigos. ¿Y qué me decís de los cines de sesión contínua? Podías pasarte el día entero en el cine ¿por qué no? Y aún así eran negocios rentables. Lo que ocurre es que ahora se busca el pelotazo, forrarse, para comprarse diez casas y otros tantos coches. Qué necedad.

Recuerdo mi cine Arlequín, y digo mío porque ese tipo de cines los llegabas a hacer tuyos, de tan buenos momentos que vivías en ellos. Tenía una cafetería dentro del mismo cine donde se formaban auténticas tertulias sobre cine.

En los cines de ahora, los de los centros comerciales, llegas, ves la peli y te largas. Una pena.

Anónimo dijo...

Por cierto, no firmé la entrada. Soy Ricardo.
Saludos.
Una salva por el cine Azul, por ejemplo, y por tantos otros!